Principios básicos para entender de qué se tratan
y cuáles son sus beneficios más importantes
El Dr. Eduardo Ferreyros Kuppers, nacido en Lima en 1959, fue Ministro de Comercio Exterior y Turismo durante el segundo gobierno del Dr. Alan García Pérez, gracias a su eficiente gestión como Asesor en ese ministerio y Coordinador General de las negociaciones de los Acuerdos de Libre Comercio con Estados Unidos, Canadá y la Asociación Europea de Libre Comercio – EFTA (por sus siglas en inglés).
Entre sus funciones, tuvo a su cargo las negociaciones comerciales bilaterales y multilaterales de nuestro país, impulsando la aprobación de los acuerdos antes mencionados, así como los de México, Chile, Singapur y China.
Actualmente se desempeña como Gerente General de la Sociedad de Comercio Exterior del Perú (COMEXPERU), desde donde impulsa el desarrollo comercial y la inversión privada, además de la defensa del libre mercado.
Como amplio conocedor y experto en la temática de los llamados Tratados de Libre Comercio (TLC’s) conversó con De Mundo – Agenda Internacional, con el fin de explicar los detalles básicos para entender por qué es importante para nuestro país la firma de tales convenios y cuáles son sus principales beneficios.
DM: Dígame doctor, ¿Qué son los Tratados de Libre Comercio (TLC), desde cuándo se inician y para qué sirven?
Son acuerdos comerciales entre dos países
o grupo de países, con el objetivo de establecer mejores condiciones de acceso y reglas para el comercio de los bienes, servicios e inversiones entre ellos. Los acuerdos de última generación no sólo incluyen la eliminación de barreras arancelarias y no arancelarias, sino también nuevas áreas como la propiedad intelectual, el comercio y el medio ambiente, temas aduaneros y laborales, entre otros.
El Perú ha participado en procesos de negociación comercial desde los inicios del GATT (General Agreement on Tariffs and Trade) en la década de los 50 y luego en los procesos bilaterales en el marco del ALADI (Acuerdo Latinoamericano de Integración), la integración en el marco de la Comunidad Andina y finalmente con los países del Mercosur.
No obstante, Perú comenzó a negociar y firmar acuerdos de libre comercio de última generación en el 2003, cuando se inició el proceso con los Estados Unidos. En la actualidad, el Perú tiene una amplia red de acuerdos firmados y en proceso de negociación que permite que casi el 90% de sus exportaciones accedan preferencialmente a un mercado ampliado a miles de millones de personas. Por otro lado, estos acuerdos sirven para estrechar relaciones comerciales y económicas con sus principales socios comerciales y atraer inversiones de todo el mundo para convertirse en una plataforma productiva.
DM: ¿Cuáles deberían ser los beneficios –inmediatos y a largo plazo- de firmar unTLC con otro país?
Entre los inmediatos, es que una gran parte de nuestras exportaciones, especialmente las no tradicionales, puedan tener acceso libre de aranceles y con reglas facilitadoras del comercio hacia nuestros principales socios y mayores mercados, ni bien los acuerdos entran en vigencia. Asimismo, que el Perú aumente su atractivo como país destino de inversiones en diferentes sectores económicos.
En el mediano y largo plazo, las oportunidades de los acuerdos comerciales deberían impulsar la agenda de la competitividad tanto para aprovecharlos cada vez más, como para que nuevas zonas del Perú se incluyan dentro de la dinámica virtuosa de la integración al mundo y los mercados externos, mayor inversión privada, más empleo y oportunidades para todo el Perú.
DM: ¿Cuáles son los riesgos que implica un convenio de este tipo?, considerando que la economía en Europa y América del Norte no es la misma que cuando se inició este proceso
El Perú emprendió un importante proceso de reformas económicas estructurales desde inicio de los noventa. En dicho momento se dio una primera reforma comercial, macroeconómica y financiera así como un profundo proceso de liberalización de la economía en todos los sectores, como la privatización de empresas públicas, entre otros.
Cuando iniciamos la agenda de TLC, el Perú ya era una economía con un nivel relativamente alto de apertura para el comercio y la inversión; por ello, los riesgos de estos procesos para la actividad económica y comercial peruana eran mínimos o bastante focalizados a un pequeño grupo de sectores o productos altamente sensibles.
Los mayores riesgos, ahora que se menciona la crisis internacional, eran que los efectos en el comercio y la inversión no hubieran sido tan altos como se proyectaron inicialmente. Pero sobre este punto, se debe tener en cuenta que los acuerdos comerciales tienen un horizonte de largo plazo. Por ello, más que observar los resultados en el muy corto plazo, lo que nos debe preocupar es estar listos para aprovechar todas las oportunidades que estos acuerdos nos brindan para cuando la economía internacional retorne a la senda del crecimiento sostenido.
DM: ¿Cuál es la diferencia para nuestro país de firmar un TLC con un sólo país o hacerlo a través de Acuerdos Regionales o Multilaterales?
Las mayores diferencias entre negociar bilateralmente o en el marco de acuerdos regionales bilaterales o multilaterales radican en la rapidez para alcanzar acuerdos entre las partes y la profundidad y complejidad que se logre en los compromisos.
Generalmente, cuando se negocia con un solo país con el que no se tienen grandes sensibilidades económicas o políticas, puede resultar bastante más rápido lograr un acuerdo que sea ambicioso y profundo en sus contenidos. Cuando el acuerdo es entre más países con diferentes sensibilidades e intereses, claramente el proceso de negociación es más complicado y lento, y el resultado alcanzado puede ser menos ambicioso.
A pesar de ello, existen temas en la agenda internacional que son tan sensibles política y económicamente hablando, que solo podrían ser tratados a nivel de negociaciones multilaterales en las que participan todos los actores comerciales relevantes. Por ejemplo, la reducción y eliminación de los subsidios a la agricultura, la protección de los conocimientos tradicionales y los recursos genéticos, la sustancial mejora de la legislación antidumping, entre otros.
DM: ¿Si Perú firma un TLC pierde el poder de negociación comercial de algún otro tipo?
Es claro que si Perú firma un acuerdo ambicioso y profundo con un socio comercial importante, este se vuelve un “piso” para sus siguientes negociaciones y los demás socios querrán obtener las mismas condiciones y compromisos, por lo menos.
El Perú también ha utilizado dicha estrategia en sus negociaciones con países que ya tienen varios acuerdos comerciales en su haber.
No obstante, en principio, el Perú o cualquier socio comercial es completamente libre de ofrecer compromisos a cambio de contraprestaciones que le satisfagan y no está necesariamente comprometido por lo que ya firmó. Lo importante es que el acuerdo alcanzado entre las partes sea de beneficio mutuo.
DM: Aparte del sector agricultura y salud, ¿qué otros sectores puede cubrir un TLC?
Los TLC de última generación no solo incluyen todos los temas relacionados con el comercio de bienes, como los aranceles y las medidas no arancelarias, sino también la liberalización del comercio de servicios y las normas que protegen a la propiedad intelectual. Asimismo, se incluyen temas adicionales como disposiciones sobre procedimientos aduaneros para facilitar el comercio, la protección del medio ambiente y asuntos laborales para respetar el derecho de los trabajadores.
DM: Antes de terminar la entrevista, ¿tiene algún comentario adicional?
En este punto me gustaría resaltar la importancia de los acuerdos de libre comercio como una herramienta dinamizadora de nuestras exportaciones (especialmente las no tradicionales) nuestra integración con el mundo y la atracción de inversiones productivas. No obstante, las negociaciones son una herramienta más de la política comercial del Perú que también incluye la promoción comercial, el desarrollo del comercio y la cultura exportadora para diversificar nuestra oferta exportable y ampliar el número de empresas exportadoras.
Asimismo, un complemento fundamental para que la política comercial sea exitosa es el impulso a la agenda de competitividad en todos los sectores económicos para que nuestras empresas compitan con las mejores condiciones en el mercado internacional y que aprovechen todas las potencialidades de los acuerdos.
La consistencia e impulso de todas estas herramientas no harán sino incrementar la inversión privada en sectores productivos, crear más puestos de trabajo formales y descentralizados y reducir la pobreza y desigualdad.